Bienvenida

Este blog está dedicado a Japón, pero en especial al tiempo que pasé en Kioto. Cualquier pregunta es bienvenida, aunque hay excepciones.
Antes de preguntar algo, me será muy difícil contestar preguntas referentes a precios y tipo de cambio, ya que ambos cambian cada día, por lo que les recomiendo cotizar cada precio que quieran saber en páginas especializadas.

viernes, 24 de abril de 2015

Sakura

Bueno, si vengo a Japón y no les hablo del sakura, es que algo estoy haciendo mal. Y la verdad es que es muy probable perderse el florecimiento de los cerezos con el itinerario que yo tengo.

Llegar en abril a Japón es correr el riesgo de no presenciar el sakura, de hecho es muy probable el no participar en un hanami, cosa que me perdí rotundamente. Pero los árboles de cerezos sí pude verlos.

sakura Kioto Japón
El primer Sakura que vi en Japón, mientras me dirigía a Kioto
 
Sakura justo a la entrada de mi edificio

Sakura frente a la entrada de mi edificio

Sakura en el río Kamo

Sakura camino a la escuela





Un pequeño riachuelo del río Kamo con pétalos de cerezos








Hay una señora que barre todas las noches la entrada del edificio, aunque durante algunos días volvía a llenarse de pétalos rosas y ella barriendo cada noche.






La entrada de mi edificio vista desde el piso de las lavadoras

Como pueden ver, los primeros días vi muchos cerezos, pero también hacía mal tiempo, así que el viento y la lluvia acabaron rápido con ellos, además de que todos los días estuvo nublado. Lástima, a ver si para el próximo año alcanzo alguna flor de sakura (lo dudo).


martes, 21 de abril de 2015

Primeros momentos en la escuela

Bueno, el clima no me ha ayudado, quisiera decir que es bueno, pero hace frío y me dicen que hoy está amigable, no quiero saber cómo es cuando no es amigable.

Llegando a Japón, el día 7, y habiéndome instalado en mi nuevo microdepartamento, caminé a la escuela y tuve mi pequeño examen de japonés, fue oral y el profesor me dijo que mi nivel de conversación está bajo (claro que va a estar bajo, no es que converse con mucha gente en japonés) y me preguntó que si quería tomar el examen escrito, le dije que no, traía 33 horas de viaje (aunque fueron más en realidad) y quería descansar, sentarme (aunque estaba sentada) y descansar las piernas. Saliendo me fui a caminar, me perdí un rato, una sana costumbre que cultivé en la Ciudad de México, pero acá fue caminando y eso es peor que perderse en coche en Circuito Interior.

El 8 tuve mi sesión de orientación, en inglés (ya saben, inglés que hablan los japoneses) por la mañana, en donde conocí a un chico de Ecuador y nos explicaron las reglas que básicamente se reducen a no faltar a clases y que la escuela es responsable casi de nada. Ahí nos avisaron que habría una pequeña fiesta de bienvenida. Como quería ver a más gente que tal vez está con mis mismas dudas, me fui a dar la vuelta (y vaya vuelta, como 1 km de ida y otro tanto de vuelta) por Shijo, o calle 4, que tiene centros comerciales y bancos, ahí es donde está el cajero de CitiGroup, que es al que debo ir a sacar dinero sin costo (gracias Banamex), pero no pude sacar nada de dinero (nuevamente, gracias Banamex) y ya estaba muy cansada, así que me regresé a la escuela, pero seguía siendo muy temprano para la fiesta. Caminé, entré a un Seven Eleven y nada de mesitas como en K o Family Mart para sentarse a comer el obento, así que sólo compré una bebida: Coca Cola de limón. En mi opinión no vale la pena.


Caminé un poco más, me cansé mucho más y luego me regresé camino a la escuela, cuando vi algo que sé leer muy bien, ramen. Apenas entré y con la cara de extranjera que no puedo ocultar (en Costa Rica me dijeron que parecía tica por el acento, en Estados Unidos ya no saben si eres de ahí o no y ellos siempre te hablan en inglés, pero en Japón se nota a simple vista y tratan de decir cosas graciosas como "sorii"), me dieron una carta (con precios no actualizados) en inglés, mal inglés, pero funcional.

Debo decir que comí bastante bien. Por 980 yenes (casi 9 dólares) me sirvieron un platote de ramen, un plato de arroz y 5 gyozas. Además el agua (helada) es self-service y me puedo servir cuanta quiera, aunque con el frío que hace, no se me antojaba mucho, pero es muy popular por lo visto. Por cierto, curioseando en mi lector de kanjis, traduje un pequeño anuncio (que pensé que se refería a algo de té pues tenía un dibujo de una taza de té) y me di cuenta de que antes de las 13:00 no se puede fumar, pero después de esa hora está bien fumar dentro del establecimiento, a la hora de la comida, mientras la gente está comiendo. Será que fue hace años que se prohibió esa costumbre en los restaurantes en México, pues me sorprendí que a la 1 en punto ponían ceniceros en cada mesa. Algo que no me gustó y todavía no supero es que la idea de ramen ahí es con carne a fuerza.

Pues de ahí a la fiesta, ya bien comida la vida cobró color y el día lo vi soleado. No es que no estuviera soleado, pero el frío se siente menos con el estómago lleno. La fiesta fue abrir algunas botellas de refresco, té, jugo, agua y muchas bolsas de dulces. Ahí conocí gente de Latinoamérica (viva mi continente), vi nuevamente al chico de Ecuador, conocí a una chica de Colombia y un brasileño que habla portuñol.

La "fiesta" pude disfrutarla en español relativamente, pero tanto la orientación como cualquier comunicación con los profesores es en inglés, además hay gente de muchos lugares del mundo que conocen su idioma e inglés.

Esto me lleva a una recomendación importante. Si tuviera que elegir un solo requisito para salir al mudo, escogería saber inglés, es un idioma que abre puertas, pues los japoneses (y muchos otros asiáticos como comprobé hace poco) asumen que la cara sin ojos rasgados significa que hablas inglés, lo hables o no. Tal vez en Kioto no me hablen en inglés cada vez que pregunto algo, pero, dentro de su amabilidad, sí sueltan palabras en inglés fácilmente.


Lluvia de primavera y transporte en Kioto

Vaya que sí ha sido una primavera diferente, para estos días ya estaríamos sumidos en un calorcito rico en mi pueblo, aunque con lluvia, el calor se siente. Pero en Kioto no, llueve y hace frío, no llueve y sigue haciendo frío, es un lugar muy húmedo. Eso sí, la lluvia ha sido suave, pero constante, no cae a cántaros como en mi pueblo, es bastante disfrutable salir bajo un paragüas en Kioto.

Mi primer viernes en Kioto también fue el primer día en que subí a un autobús, andar en autobús es facilísimo, sabiendo las rutas. Encontré un mapa de autobuses en internet y muestra todas las rutas. En (casi) cada parada de autobús hay un pequeño mapa en japonés e inglés, además de los horarios de cada autobús que pasa por ahí.

Mi autobús es el 207, lo tomo en dirección norte hacia la escuela y hacia el centro, hacia el sur parece que puedo acercarme a Fushimi Inari. La red de autobuses me parece eficiente, recuerden que traigo los estándares de México, pues he leído a algunos extranjeros que no les parece tan buena.

Esto me lleva a un gasto que no tenía previsto del todo, bueno, imaginaba que gastaría mucho dinero en autobús, es por eso que los primeros días caminé muchísimo y no me molesta, pero en la fiesta de bienvenida conocí a una chica de Vietnam, aparte de que me enseñó levemente la diferencia entre un templo budista y uno shintoísta, me dijo que ella compró una tarjeta de autobús, que cuesta aprox. 9000 yenes (9,240 según investigué después) y que puede subir al autobús las veces que quiera, cuando un viaje en autobús cuesta 230 yenes, que apenas costearía el precio de ir y venir a la escuela durante un mes.

Hay otras dos opciones, un pase anual, cuesta 72,000 yenes y después de 313 viajes, se empieza a ahorrar, eso significaría 156 días de escuela, cuando yo calculo que estaré como 200 días en clases. Ésta es la opción más económica para el autobús.

Pero también existe la opción que menos me atrae, una bicicleta. Sé andar en bicicleta, hace mucho que no lo hago, pero no creo que sea gran problema. Pero me conozco, soy miedosa y torpe para ciertos menesteres, especialmente cuando se trata de mantener el equilibrio. Mucha gente anda en bicicleta y parece el medio de transporte favorito de muchos extranjeros, tal vez la canastita al frente para cargar cosas me tiente, pero no lo suficiente.

Hay otro detalle con las bicicletas, las mejores áreas (el centro) no permiten el paso a bicicletas, además son tratadas como vehículos, tienen una placa y se registra al dueño de una bicicleta. No conformes con semejante mecanismo de control, las bicicletas no pueden estacionarse como en México, aquí existen estacionamientos de bicicletas y baratos no son, además quedan lejos de la escuela.

Mientras decido mi forma de transporte favorita (a pie, autobús o bicicleta), ya tengo decidida mi forma de comunicación. Aunque algunos son felices teniendo un número telefónico de Japón, yo no puedo hacerlo porque es caro, hay que sacar cuenta bancaria, probablemente un hanko (sello que en Japón equivale a la firma) y un sinfín de cosas caras que no creo necesitar para un año de estancia aquí. Pero uso una tarjeta SIM de 2 Gb para 3 meses por 4000 yenes (aprox., ya con impuestos).

¿Fotos? Pues les comparto dos fotos de cómo es eso de caminar bajo la lluvia y encontrar tiendas simpáticas, no es tan malo (excepto el día que acabé con la chamarra mojada a pesar de usar un paraguas).




jueves, 16 de abril de 2015

Viajar en economy class

Por fin estoy en Japón, llevo más de una semana aquí... y no todo es como lo esperaba. Digo, es bonito, pero la frase que me repetí a mí misma todo el tiempo fue "estoy loca", pues sólo a mí se me ocurre traer maletas tan pesadas y una mochila que apenas y puedo con ella. Siendo realista, en México siempre hay alguien que cargue mis cosas más pesadas.

Pero una de las cosas que peor llevé fue la de los aviones, tres aviones no es algo recomendable, especialmente cuando una de las etapas incluye 12 horas en clase economy (coach, turista, la más barata, como gusten llamarle). Ahí va un pequeño recuento de los daños. SPOILER: No me rompí ni lastimé siquiera la espalda, no sé a qué santo me encomendó mi quiropráctico, pero funciona.

Aeropuerto Benito Juárez

A las 7 am me dejaron mi mamá y mi hermana en el aeropuerto de la Ciudad de México. En este viaje descubrí que puedo amar este aeropuerto, gente que me habla en mi idioma, área de comida fuera del área de seguridad, todavía tenía plan de datos en mi celular. Nadie sabe lo que tiene hasta que sabe que no lo va a ver en 1 año, no me había dado cuenta cuán eficiente es nuestro aeropuerto (comparado con el de Los Ángeles).

México - Los Ángeles

4 horas de vuelo en economy por United. Fue tortuoso pero logré dormir para reponer la desmañanada y la hora que nos quitó el horario de verano. Aquí no te dan nada y el aeromozo (que tenía todo menos de buen mozo), al igual que todos en el vuelo, se proponía a hablar sólo en inglés. Economy es sinónimo de piernas apretadas, pero lo soporté. Estuvo feito el vuelo, lo bueno es que había un padre (sacerdote) en mi misma fila, así que había quien rezara por nosotros los ateos.
Aquí no caben mis piernas, no y no
Bueno, cupieron piernas y mochila
Adiós México
Vista espectacular de los volcanes
Adiós Popocatépetl e Iztacihuatl
Hola Los Ángeles

LAX

Mi mayor dolor de cabeza. Primero llegué a la terminal 7, pero ANA (All Nippon Airways), que es la aerolínea con la que tenía la conexión, sale de la terminal internacional. Otro punto a favor del Benito Juárez, pues en México ambas terminales son internacionales. Así que a tomar un horrible autobús para cambiar de terminal, pero no conformes con eso, el autobús que tomé hizo un tour larguísimo por los estacionamientos externos (supongo que eran externos) del aeropuerto, sólo para detenerse en la última parada y hacernos cambiar de autobús a los que íbamos a la terminal internacional. Todo esto con las dos maletas pesadísimas y el cansancio empezando a llegar a mis bracitos.

En la terminal internacional me dijeron que no hay servicios de lockers y que ellos no pueden decir el nombre de la compañía externa que tiene este servicio, además insistieron en que sí hay servicio de WiFi gratuito en el aeropuerto, al que nunca pude acceder. Así que con maletas en mano y con todo el cansancio del mundo, di vueltas entre los asientos y la salida, que no es muy variada la zona, salía a tomar el sol y regresaba a sentarme y así ad infinitum. Eso sí, decidí rentar (que no estoy para gastar, pero bueno) un carrito por 5 dólares, para tener dónde poner las maletas, que era lo que me retenía en el aeropuerto. Esto me dio movilidad y pude ir a comprar algunas cosas (botaneables) para comer, lamentablemente los precios de aeropuerto duelen en cualquier cartera.

Cuando ANA por fin abrió sus mostradores, todavía faltaban 4 horas para el vuelo, pero eso quería decir que esperaría (por fin) sin la carga de las maletas. Después de pasar un chequeo aleatorio de cuerpo completo (te meten dentro de una cosas que te escanea sin siquiera tocarte), pude por fin entrar al área de restaurantes. Como estaba en Estados Unidos y no había podido salir para nada dentro de la ciudad, decidí que de menos no me iba a ir sin probar una hamburguesa. En resumen, hamburguesa buena, papas saladas, todo caro.

Expensive
Y pequeño
Pero la hamburguesa estaba buena, la verdad sea dicha. Las papas, no.

Los Ángeles - Tokio

El vuelo más largo de mi vida, alguien que me explique por favor cómo lo sobreviví. El cansancio ya era real y creo que aún lo traigo puesto. Viajar 12 horas en economy, después de estar en LAX algo así como 14 horas porque el vuelo se retrasó casi una hora en salir, fue mortal. Japón es lindo, merece la pena el esfuerzo, pero estoy pensando seriamente pagar una diferencia en mi viaje de regreso y venirme en economy plus o como se llame, con espacio para mis piernas.

Pantalla a bordo donde se podían ver películas o el avance del vuelo.
Bonus points: había dos niñitos (sí, chamacos hombres los dos) atrás de mí, hablaban japonés e inglés y la que parecía su madre traía un crío en brazos, así que se la pasaba caminando por el pasillo, dejando a los pequeños demonios sin vigilancia, mientras me pateaban el asiento.

Pero el desayuno me ayudó a sentirme mejor, pedí el de estilo japonés y estaba bueno. La comida fue un plus. Poco después de despegar nos dieron un sándwich, que pensé que sería lo único que nos iba a tocar a los de economý, pero depués nos despertaron con el desayuno, a las 4 am hora de Japón.

Muy bueno el desayuno de ANA, muchas cosas que no conozco, arroz, salmón, fruta, sopa miso y soba

Haneda

Bienvenidos a la tecnología, conocí mi primer baño tecnológico, para el que tuve que leer las instrucciones para usarlo (estaba más ocupada en otras cosas que en querer tomarle una foto). También conocí el WiFi gratis de alta velocidad, pude subir fotos, avisarle al mundo que estaba en Japón, usar WhatsApp y demás monadas, volví a la vida (internet es como el oxígeno últimamente para mí). Hacía frío y llovía, gracias por la recepción tan húmeda Tokio.

Sabes que estás en Japón cuando sólo ves aviones de ANA y JAL. Y llovía, llovía.
Aquí pude tomar un carrito gratis (no como en LA) y llevar mis maletas hasta el otro mostrador de ANA, en donde amablemente y con diligencia las recibieron, el check-in lo llevaba desde Los Ángeles y eso hizo más rápido el proceso.

Al llegar al primer puerto de entrada a un país, hay que pasar (a fuerza) la aduana, en este caso fue en Haneda, a las 5 de la mañana de un martes, para ser un aeropuerto internacional, estaba medio vacía la fila. Eso sí, pasé más rápido porque había muchas personas japonesas y turistas, yo pasé a una ventanilla especial para residentes. Ahí me dieron mi tarjeta de residencia, que es mi única identificación en Japón y es la que sustituye a la Alien Card. Fue muy rápido, entregué mis papeles, la gente es amable, no como en Estados Unidos que te tratan de tonto si olvidaste qué forma es la que debías entregar y ni sonríen al hacer su trabajo (sí, me lo hicieron al llegar a Estados Unidos).

Tokio - Osaka

Oh Dios, conocí lo que es viajar con las piernas totalmente estiradas, no sé (ni quiero preguntar) por qué me tocó uno de los asientos de adelante, el 8A, con ventanita como lo pedí, pero también parecía un economy plus o business, maravilloso. Eso sí, creo que era la única mujer en el vuelo (ok, creo que vi a una mujer pero estaba en los asientos de más atrás), estaba lleno de sarariiman (hombres vestidos de traje).

Ahora, esto es viajar
La bebida de cortesía fue un té verde frío con sabor a té verde (había muchas más, pero elegí té), no a agua de sabor con azúcar (perdón Lipton y anexos en México).

KIX

Otro lindo aeropuerto. Rápidamente me conecté al WiFi gratuito apenas salí del avión, fue un poquito más sencillo que en Tokio, pues en Haneda tuve que registrarme, en japonés. Aquí sólo le pedí conectarme y ya estuvo. Sirvió para escribirle a mi familia, nuevamente, que había llegado al aeropuerto de Osaka, que no está en Osaka. Por cierto, acabo de leer que es el aeropuerto más eficiente del mundo, ¿será?

En cuanto salí, ya había un humano esperándome con mi nombre completo (invirtió una letra, pero bueno) en un cartelito. Tomó mis cosas, que puse en un carrito, se las llevó a un elevador, me guió hacia un piso más abajo, me pidió amablemente (razón para amar este país) que me sentara en la sala de espera en lo que hacía algo de papeleo y después nos llevaron a una camioneta, donde el chofer nos hizo el cobro a todos los presentes y partió hacia Kioto.

Osaka - Kioto

Fue un viaje lleno de japoneses, la camioneta que nos llevó iba en una autopista, pasó muchas casetas y yo me quedaba maravillada cada que pasaba rápidamente por una de ellas. Enfaticé lo de que fue un viaje lleno de japoneses, pues todos se iban durmiendo, con esa capacidad de sentarse y dormir. Será que yo era la única que veía por primera vez Japón.

Se ve lindo ese lugar, quiero ir, pero no sé dónde es
Creo que íbamos en la dirección correcta
Si todo lo anterior no me decía que estoy en Japón, los cerezos lo hacen

El sur de Kioto, eso es bueno

Estas vistas dentro de la ciudad son comunes, de menos por donde entré

Kioto

Después de más de 1 hora de camino, llegamos a un lugar lleno de camionetas de la misma empresa, ahí nos llevaron a cada quién a una camioneta diferente, a mí me tocó solita y esta nueva camioneta me llevó a mi destino final. El edificio donde está mi departamento.

Ahí estuve como 1 hora entre firmar contrato y pagar, además todavía no estaba limpio mi departamento, estaban todavía en el proceso de limpieza. Resulta que aquí la limpieza parece ser echar agua en abundancia, pues cuando entré por fin al departamento/microcasa, me mojé las calcetas. Obviamente después compré jabón para lavar bien los trastes antes de realmente usarlos.

Después de instalarme, taparme bien, dejar las maletas, cambiarme las calcetas y ordenar un poco mis ideas, me fui a mi primer encuentro con la escuela, en donde había quedado de llegar a las 14:00, pero todavía no era ni la 1 apenas, así que decidí caminar y llegué como 13:30.

Las aventuras de la escuela en un próximo post.

La tardanza en publicar no ha sido por falta de tiempo, al principio fue por falta de WiFi, mis fotos se suben automáticamente a DropBox pero sólo en redes WiFi y necesitaba comprar un router WiFi, por suerte me pasaron un tip para convertir mi computadora en router WiFi y pasar internet a mi celular.

Otra razón es que me he estado acostumbrando apenas a la escuela, mi horario es feo y espero progresar lo suficiente para avanzar a los grupos matutinos.