Bienvenida

Este blog está dedicado a Japón, pero en especial al tiempo que pasé en Kioto. Cualquier pregunta es bienvenida, aunque hay excepciones.
Antes de preguntar algo, me será muy difícil contestar preguntas referentes a precios y tipo de cambio, ya que ambos cambian cada día, por lo que les recomiendo cotizar cada precio que quieran saber en páginas especializadas.

viernes, 14 de agosto de 2015

Anime-Manga

La entrada del día de hoy es algo diferente. Es una nueva sección (¡cómo me encanta inaugurar secciones!) dedicada a las dos cosas que me trajeron a Japón.

A las personas que les gusta el manga o el anime y logran, de alguna manera, venir a Japón, les da un poquito de miedo o pena decir que son otakus o frikis de corazón. Antes de entrar al tema de lleno, quiero exponer algo que seguramente algunos ya conocerán tanto de vloggers como de bloggers, me refiero a la "manera correcta de admirar a Japón". Se ha armado un tema alrededor de esta supuesta correcta manera en que debe gustarle a uno este país. Muchos dicen que no ven anime y que nunca han leído un manga, así que ellos sí pueden apreciar a Japón, otros dicen que el anime muestra una faceta errónea de Japón y por eso sus seguidores no pueden ver a este país como realmente deberían.

Es como si quisiéramos creer que Estados Unidos es CSI o Criminal Minds (sé que hay muchas más series, pero éstas son las que he visto y las que muestran una sociedad idónea en las que los personajes principales son buenos ciudadanos y personas cultas antes que cualquier otra cosa), cuando sabemos que hay problemas sociales de fondo que las series norteamericanas ocultan.

Sí, es cierto que el manga y el anime muestran a un país diferente, pero no tanto, hay semejanzas, sólo que hay que buscarlas. Pero también es cierto que a Japón no todos lo conocen por esta vía, sino que hay muchos que llegaron acá por casualidad, por amor a algún otro tipo de expresión artística o simplemente por azares del destino.

Después de este rollo reflexivo, nunca me ha importado admitir que soy amante de estas dos expresiones artísticas, que he llorado con películas de Hayao Miyazaki lo mismo que me he vuelto loca viendo capítulos de Sailor Moon o Inuyasha y ya ni les cuenta cuando descubrí el manga de estos dos animes, me volví loca.

Pero lo que me trajo a Japón tal vez no fue eso solamente. A finales de los 90s era complicado conseguir artículos relacionados a nuestros programas de TV favoritos, especialmente los japoneses, por eso era grandioso poder encontrar cualquier cosa al respecto. Con la invasión de internet, alrededor del año 2000 encontré, mientras navegaba en el internet de ese entonces, una canción de Sailor Moon en japonés. No entendía qué decía, no sabía de qué trataba, no sabía ni en qué capítulo la pasaban, sólo sé que de repente ahí estaba, algo a lo que no le había prestado atención, un idioma que no me interesaba para nada.

Ésa fue la primera vez que lo entendí, aunque ya lo sabía, parte de mi infancia estaba marcada por ese país. Fue cuando sentí el deseo de escuchar más canciones, cuando busqué dentro de un internet muy desordenado (antes de Google) todo lo que pude de la música de Sailor Moon (algunos archivos de ese entonces los conservo hasta ahora). Y después nació el deseo de saber qué decían en cada canción, a qué se refería la letra y ya no hubo marcha atrás. Con esas canciones en mano empecé a buscar traducciones y después más detalles del idioma.

Así que decir que estoy en Japón por algo que no sea anime o manga sería una estupidez de mi parte. Muchas cosas se han desarrollado después de ese encuentro con la primera canción en japonés, la música me gusta, el idioma me encanta y la comida ni se diga. Es por eso que me mantengo fiel a mi alma friki.

Y como este asunto del anime/manga sigue muy vivo, pretendo hacer una sección donde hablo de los animes que he visto y de los mangas que he leído. Que realmente no son muchos, pero con el pretexto de repasar japonés he intentado ver algunos nuevos.

Por hoy es todo. Sigo en contacto.

viernes, 31 de julio de 2015

Tercer mes en Japón

Ok, casi es el cuarto mes, no crean que me he olvidado del blog. No hay excusas, sólo falta de tiempo.

¡¡¡Cómo pasa el tiempo!!! Más de 3 meses y ya estoy empezando a agarrarle el gusto a este país. Confieso que al principio era muy difícil el asunto de la comida (todavía lo es, pero por diferentes razones), especialmente porque extrañaba muchísimo la comida en México, aunque debo confesar que todavía muero de antojo de un mole de San Pedro Atocpan. La verdad es que la comida japonesa es de mis favoritas, pero tenerla a diario y no tener la cómoda opción de la comida mexicana (real) me hace sentir un poquito triste. Creo que lo que más le cuesta a un mexicano acostumbrarse es a la falta de la comida que tanto nos gusta y que nos ha hecho felices desde niños.

Pero vamos al resumen del tercer mes, junio y un pedacito de julio.

Lluvia

La verdad no es tan impresionante como en la zona de México de donde soy, pues cuando llueve, llueve de verdad. acá es un poco más ligera (exceptuando los días de tifones). Además, Japón es más limpio que México, así que los estragos de la lluvia se notan menos. Me he acostumbrado a revisar el pronóstico del tiempo antes de salir de casa, sólo para saber si llevar la sombrilla (paraguas pues). Para esto recomiendo usar Google directamente, en vez de Accuweather, que éste último ya me traicionó un día diciendo que no llovería y sí llovió.

Enfermedades

Me he enfermado menos. En el post del segundo mes les mencioné que había ido sólo a la farmacia, pero después encontré a la otra chica mexicana que va en mi escuela, comiendo en Family Mart y me dijo que iba a visitar una clínica porque estaba empezando a sentir como gripa. Yo iba de mal en peor y me dijo que la acompañara. Pues en la clínica hay una doctora súper linda (y se ve más capaz que mi anterior doctor) que habla inglés y un poquitito de español, pero su inglés es bueno, se nota que le ha metido empeño. Fue un proceso más completo que con el otro doctor, me pesó (sí, vivir en Japón hace bajar de peso, comprobado), me midió, me revisó sin miedo y me dijo que traía una infección grave, me dio un antibiótico súper fuerte, medicamento para la tos (que por cierto, es tan fuerte que me dejaba mareada) y otro para la inflamación, no contenta con eso, me sacó sangre para revisar mis niveles de la tiroides y me leyó el resultado al día siguiente (salí excelente). Sí, pagué una cuentísima por eso, 5,000 yenes y pico, que son como 700 pesos mexicanos. Eso sí, me curé a los pocos días y no he tenido señales de otra gripa, aún.

Después de esto, no me he vuelto a enfermar. A veces la comida me sienta un poco mal al estómago, especialmente la que tiene salsas o muchos condimentos, pero es algo que siempre me ha sucedido y el doctor más extremo me dijo una vez que dejara de comer. Pero cambiemos de tema.

Transporte

Me he vuelto una experta (jajaja) en el transporte público, especialmente el autobús, pues tengo un mapa y siempre planeo mi destino. Lo combino con la bicicleta, así que la mayoría de días (mientras no llueva), me voy en bici a la escuela, pero cuando llueve tomo el autobús, porque no me gusta la idea de mojar mi mochila o andar en bici en el piso mojado, además llevar paraguas mientras se anda en bici (sosteniéndolo con una mano) es ilegal.

Escuela

He hecho amigos y eso es bueno, raro, pero bueno. He ido al karaoke, me he divertido... ah, hablábamos de la escuela, ¿verdad? Las clases empezaron demasiado básicas los primeros dos meses... y medio... pero ahora han empezado a tomar un mejor nivel y aunque casi todo lo he visto ya en cursos anteriores, todo está tomando forma, seguimos un libro de texto bastante amigable y tenemos, hasta cierto punto, un sistema para aprender kanjis.

JLPT

Hablando de cosas académicas, presenté el JLPT N4, que es el examen para el conocimiento del idioma japonés. Hay 5 niveles, siento N5 el más básico y N1 el nivel más avanzado, son pocos los extranjeros que toman éste último. Mi curso, lo que hemos visto hasta ahora, es para N5, pero me aventé a la aventura y presenté el N4, pues es el mismo examen que presenté en 2012

Turismo

Lo siento, no he hecho mucho turismo este mes, me dediqué a la escuela, a descansar de la debilidad que me dejaron el accidente (caída pues, pero se oye más impactante) y la gripa, que todavía me consumió otras dos semanas de fuerza.

Tanabata

La entrada del tercer mes en Japón termina justo con la fecha del 7 de julio (llegué el 7 de abril a Japón), que es el Tanabata, la fiesta de las estrellas. Incluso lo vimos en una clase. Pero no hablaré del tema, pues resulta que se celebra de acuerdo al calendario occidental en algunas regiones de Japón y en otras de acuerdo al calendario lunar, siendo la primera fecha el 7 de julio, que no pasó nada en Kioto; y la segunda fecha es el 7 de agosto, la que se celebra en grande en Kioto, este año será del 3 al 12 de agosto si no me equivoco. Ya les contaré.

Aunque a estas alturas debería estar hablando del Gion Matsuri, no lo haré, pues eso es tema del cuarto mes y, tal vez, post aparte, pues es todo un tema.


domingo, 7 de junio de 2015

Segundo mes en Japón

Entiéndase así: el post donde hablo de enfermarse en Japón y más divagaciones al respecto.

Escribo esto desde mi habitación oscura (la de electricidad que estaré ahorrando) y con una gripa fenomenal (léase con sarcasmo, por favor). El segundo mes, muchas entradas en borrador, especialmente en las que he salido a Kioto en modo turista, porque es muy diferente a salir en modo estudiante.

Pero hablemos de la gripa, o kaze como le llaman acá. Debo decir que al momento de escribir esto, no he ido al doctor, primero porque traía medicina para la gripa para tres días y segundo porque tengo médico de cabecera por internet, historia larga de forma corta, un amigo médico en México y yo nos escribimos mucho por WhatsApp y facebook.

En fin, ha vuelto mi modo salado, en el que no acabo de enfermarme de algo cuando viene algo más y cuando llega otra enfermedad.

*Primero, a finales de abril me enfermé del estómago, consulté dos veces al mismo doctor y lo más probable es que haya sido una infección que me duró casi todo mayo. Eso sí, lo mejor será alejarme de las sopas instantáneas y todo lo que irrite el estómago, por si acaso.
*Cuando por fin podía comer lo que quisiera (con precaución), me accidento en la bicicleta. No fue nada grave y no necesité atención médica, sólo lavar mi herida y esperar a que los moretones desaparezcan.
*Con las heridas todavía molestando y los moretones con dolor (hay uno que todavía no me explico por qué me salió), me llegó la gripa, de repente, sin pedir permiso. Para ser justos, se veía venir, era un día en que sentí irritada la garganta y sabía lo que seguiría.

Con la enfermedad del estómago, dejé pasar un día o dos, después llegó Golden Week (les debo todavía ese post) donde no pasó nada con mi estómago y después de eso volví a tener síntomas feos, así que la decisión más adecuada fue ir al doctor.

Ahora, debo confesar que al principio no me gustó el hecho de que el doctor me diera dos medicamentos muy ligeros que lo único que hacen es ayudar a recuperar la flora intestinal/estomacal y ayudar con los síntomas. Pero, mi médico de cabecera me aseguró que es el procedimiento estándar para tratar estos casos. Además, después de la segunda vez con el tratamiento, funcionó, aunque para la segunda consulta me añadió Buscapina (el equivalente, que se llama Buscopan o ブスコパン) que traigo conmigo en caso de sentir dolor. Aunque en realidad sé que es para los espasmos, especialmentes los del intestino y algunos órganos internos, pero eso es otra historia.

En el segundo caso, no fui al médico, aunque las personas que me ayudaron a levantar mi bicicleta y medio curar mis heridas, me dijeron que debería ir al hospital. Debo aclarar que aquí no dicen "ir al doctor", como decimos en México, aquí lo que se usa es "ir al hospital", cuando en realidad puede ser ir a una clínica. Eso y la recomendación del ofuro son un clásico por lo que me he dado cuenta.

No, no fui al hospital. Tengo heridas en mi rodilla izquierda, que hubieran sido más graves de no ser por estar usando pantalón, pero no son tan graves como otras que he tenido y sé cómo curarlas. Además, según mi médico, los moretones se van después de un tiempo y las heridas con lavarlas es suficiente. No me rompí ni torcí nada, sólo cosas superficiales, tal vez se vio muy impactante la caída (trato de no recordarla porque sí fue traumática), por lo que las chicas que me ayudaron debieron haberse asustado, un poquito. Pero curé mis heridas y creo que nada se ha infectado, hasta el momento.

En el caso de la gripa, es todo un tema. Es aquí donde algunos opinan que ir al médico no hace mucha diferencia, pues el resfriado común se pasa después de un tiempo de cuidados apropiados. Muchos incluso se quejan de que en Japón te recomiendan ir al doctor por una gripita. Es éste uno de los puntos que tenemos en común México y Japón. Es común escuchar en el trabajo que los jefes sugieren a los empleados que vayan al doctor si tienen gripa o algo similar. Muchos vamos al doctor por un resfriado en México, casi siempre obtenemos antibióticos por ello, no siempre. Los doctores están capacitados para diferenciar los síntomas entre un virus y una bacteria, así que saben cuándo recetar un antibiótico y cuándo no. No hablemos de temas como incompetencia de los médicos o ambición por vender más productos de la farmacia, es otra cosa, que también es real, pero hace más largo esto.

Esto lo menciono porque he leído blogs en donde mencionan lo raro que es ir al doctor por una gripa, especialmente de gente que vienen de Estados Unidos o Reino Unido. Incluso en mi salón de clases, muchos de mis compañeros argumentan que no es común ir al médico por algo así (especialmente los europeos), mientras les explico que en México es la norma. Si algún lector mexicano me dice que no va al doctor y que se cura solamente con cuidados, tés y medicina comprada directamente en la farmacia (o a veces sólo los dos primeros), he de decirles que son casos específicos y sí es posible, pero ir al doctor por una gripa es socialmente aceptado, contrario a lo que he escuchado que sucede en Estados Unidos, que lo común es tomarse unos días para descansar y probablemente ir a la farmacia.

A pesar de ir al doctor cuando estoy enferma en México, aquí no he querido ir por lo complicado que es, me causa fatiga mental, es todo. Y si le agregamos que no he leído a muchos (casi ninguno de hecho) humanos conformes con el tratamiento recibido, me siento peor. Eso sí, conseguí un jarabe para la tos e ibuprofeno, bueno para desinflamar y para el dolor.

Pero las presiones familiares han hecho que reconsidere ir al doctor, la impaciencia por que me cure es grande, incluso a distancia. Así que tal vez, termine visitando a un médico, todavía no sé cuándo.

Creo que para el resumen mensual, esto lo abarca todo. He aprendido a andar en bicicleta en la ciudad (con sus respectivas [malas] consecuencias), he vuelto a usar el autobús debido al accidente y luego a la gripa, con los malos ratos que implica. He aprendido bastante en la escuela. He hecho amigos. No recuerdo cuándo fue la última vez que conversé con alguien en español. En fin, todo lindo.

Nos vemos en el próximo resumen mensual, aunque espero que sea antes, que debo contar mi visita a Fushimi Inari y mi experiencia McDonald's Japan.


miércoles, 20 de mayo de 2015

Primer mes en Japón

Después de un mes, creo que estoy definiendo mi rumbo. Aunque ya pasó la Golden Week, quiero dejar ese tema en un post aparte, pues es largo. El 7 de mayo cumplí mi primer mes en Japón, no ha sido sencillo y todavía extraño la comida mexicana, aunque no tanto como para no disfrutar la de acá.

Resumiré un poco este mes:

Sakura
Admiré algunos árboles de sakura al final de la pequeña época del hanami. El punto más importante de los primeros días. Olvidemos que comí por primera vez obento de conbini o que probé el ramen de este país... o que no tenía ni idea de cómo preguntar muchas cosas gracias al cansancio del viaje.

Escuela
Me di cuenta de que mi nivel de japonés es menor al que creía.
Tengo 4 profesores, 3 hombres y una mujer, la profesora es la que menos me cae, es muy extraña y divaga más de la cuenta.
Me di cuenta de que tengo compañeros muy buena onda y otros muy... digamos que mejor es evitar a cierta gente. Y no me salgan con "tú no vas a hacer amigos, vas a estudiar". No es que venga o no a hacer amigos, lo que me molesta es la gente que va con una actitud tan negativa por la vida.
Los kanjis que dan cada día están fáciles, por el momento. La gramática, está fácil, por el momento. Lo que sí es seguro es que, de tener un nivel muy bajo de japonés, me iría de otro modo porque las clases son muy rápidas. Tengo el presentemiento de que esto es sólo un tipo de repaso, pues estamos a punto de cambiar de libro.

Compras
Amo las compras, incluso ir al supermercado es un proceso lindo. Aunque hay veces que da miedo tanta cosa desconocida. Los primeros días no sabía cuál era el atún enlatado, hay muchas latas.

Presupuesto
Sin trabajo aún, debo estirar el presupuesto lo más posible. Por ahora he asignado una cantidad diaria para gastar, lo que sobra del día, se va directo a los ahorros.

Cocinar
Derivado de un presupuesto pequeño, he decidido cocinar. Desde antes de venir a Japón ya sabía hacer tamagoyaki y arroz blanco, así que no fue complicado empezar a comer algunos días en casa, especialmente después de que Ernie (en Golden Week) me enseñó a usar la arrocera. Cuando no tengo mucho tiempo o ganas de cocinar, pongo arroz en la arrocera y tengo comida, así de fácil. Pero también he tenido que ponerme creativa, así que busqué cereal y leche, pan y mermelada, apenas encontré también harina para hot cakes (amo mi vida), leche condensada (ya consumí dos empaques, son muy pequeños) y pasta. He tenido que forzar un poco mis cualidades culinarias y bajar los estándares de lo que considero comestible (ahora sé por qué me estoy enfermando del estómago).

Transporte
Después de ir a pie durante varios días a la escuela y de ver que el presupuesto se iba a ir a la quiebra con el autobús, decidí comprar una bicicleta... verde, para variar un poco. Aunque sé que se pueden comprar bicicletas usadas, no encontré alguna tienda cercana a mi casa donde las vendan de segunda mano, por lo que compré la más económica de las nuevas. Al principio me dio miedo usarla y fui al río a practicar a los dos días de haberla comprado. Fue una excelente idea porque recuperé algo de la confianza que había perdido en las bicicletas.
Pero no es el único medio que utilizaré, también encontré, cerca de la entrada a Teramachi, tiendas de boletos de autobús. El pasaje cuesta 230 yenes, pero estos boletos cuestan solamente 198 yenes, por lo que ahorro un poco en autobús. Esto será para cuando tenga que hacer viajes largos dentro de la ciudad o sea un día especialmente lluvioso.

Salud
Bueno, dentro de este tiempo, también me enfermé. Estoy alejada de las gripas por un buen rato (y espero que siga así), pero de los dolores de estómago no me he salvado. Probé por primera vez el sistema de salud japonés y me sorprendió.

Conveniencia
Si hay una palabra que define a Japón, es conveniente. Además de ser un país muy seguro y muy limpio, Japón es conveniente. Que si tengo hambre a las 12 de la noche, tomo la bicicleta o camino unos minutos y estoy en una tienda de conveniencia, comprando comida y bebida, además de poder pagar boletos, sacar copias o pagar la luz y el gas, conveniente.

Espero haber dado suficientes señales de vida por ahora. Aunque ya acabé de escribir algunos posts, no he tenido el tiempo de subir las fotografías, que son bastantes, espero poder hacerlo próximanente.

Nos seguimos leyendo


viernes, 24 de abril de 2015

Sakura

Bueno, si vengo a Japón y no les hablo del sakura, es que algo estoy haciendo mal. Y la verdad es que es muy probable perderse el florecimiento de los cerezos con el itinerario que yo tengo.

Llegar en abril a Japón es correr el riesgo de no presenciar el sakura, de hecho es muy probable el no participar en un hanami, cosa que me perdí rotundamente. Pero los árboles de cerezos sí pude verlos.

sakura Kioto Japón
El primer Sakura que vi en Japón, mientras me dirigía a Kioto
 
Sakura justo a la entrada de mi edificio

Sakura frente a la entrada de mi edificio

Sakura en el río Kamo

Sakura camino a la escuela





Un pequeño riachuelo del río Kamo con pétalos de cerezos








Hay una señora que barre todas las noches la entrada del edificio, aunque durante algunos días volvía a llenarse de pétalos rosas y ella barriendo cada noche.






La entrada de mi edificio vista desde el piso de las lavadoras

Como pueden ver, los primeros días vi muchos cerezos, pero también hacía mal tiempo, así que el viento y la lluvia acabaron rápido con ellos, además de que todos los días estuvo nublado. Lástima, a ver si para el próximo año alcanzo alguna flor de sakura (lo dudo).


martes, 21 de abril de 2015

Primeros momentos en la escuela

Bueno, el clima no me ha ayudado, quisiera decir que es bueno, pero hace frío y me dicen que hoy está amigable, no quiero saber cómo es cuando no es amigable.

Llegando a Japón, el día 7, y habiéndome instalado en mi nuevo microdepartamento, caminé a la escuela y tuve mi pequeño examen de japonés, fue oral y el profesor me dijo que mi nivel de conversación está bajo (claro que va a estar bajo, no es que converse con mucha gente en japonés) y me preguntó que si quería tomar el examen escrito, le dije que no, traía 33 horas de viaje (aunque fueron más en realidad) y quería descansar, sentarme (aunque estaba sentada) y descansar las piernas. Saliendo me fui a caminar, me perdí un rato, una sana costumbre que cultivé en la Ciudad de México, pero acá fue caminando y eso es peor que perderse en coche en Circuito Interior.

El 8 tuve mi sesión de orientación, en inglés (ya saben, inglés que hablan los japoneses) por la mañana, en donde conocí a un chico de Ecuador y nos explicaron las reglas que básicamente se reducen a no faltar a clases y que la escuela es responsable casi de nada. Ahí nos avisaron que habría una pequeña fiesta de bienvenida. Como quería ver a más gente que tal vez está con mis mismas dudas, me fui a dar la vuelta (y vaya vuelta, como 1 km de ida y otro tanto de vuelta) por Shijo, o calle 4, que tiene centros comerciales y bancos, ahí es donde está el cajero de CitiGroup, que es al que debo ir a sacar dinero sin costo (gracias Banamex), pero no pude sacar nada de dinero (nuevamente, gracias Banamex) y ya estaba muy cansada, así que me regresé a la escuela, pero seguía siendo muy temprano para la fiesta. Caminé, entré a un Seven Eleven y nada de mesitas como en K o Family Mart para sentarse a comer el obento, así que sólo compré una bebida: Coca Cola de limón. En mi opinión no vale la pena.


Caminé un poco más, me cansé mucho más y luego me regresé camino a la escuela, cuando vi algo que sé leer muy bien, ramen. Apenas entré y con la cara de extranjera que no puedo ocultar (en Costa Rica me dijeron que parecía tica por el acento, en Estados Unidos ya no saben si eres de ahí o no y ellos siempre te hablan en inglés, pero en Japón se nota a simple vista y tratan de decir cosas graciosas como "sorii"), me dieron una carta (con precios no actualizados) en inglés, mal inglés, pero funcional.

Debo decir que comí bastante bien. Por 980 yenes (casi 9 dólares) me sirvieron un platote de ramen, un plato de arroz y 5 gyozas. Además el agua (helada) es self-service y me puedo servir cuanta quiera, aunque con el frío que hace, no se me antojaba mucho, pero es muy popular por lo visto. Por cierto, curioseando en mi lector de kanjis, traduje un pequeño anuncio (que pensé que se refería a algo de té pues tenía un dibujo de una taza de té) y me di cuenta de que antes de las 13:00 no se puede fumar, pero después de esa hora está bien fumar dentro del establecimiento, a la hora de la comida, mientras la gente está comiendo. Será que fue hace años que se prohibió esa costumbre en los restaurantes en México, pues me sorprendí que a la 1 en punto ponían ceniceros en cada mesa. Algo que no me gustó y todavía no supero es que la idea de ramen ahí es con carne a fuerza.

Pues de ahí a la fiesta, ya bien comida la vida cobró color y el día lo vi soleado. No es que no estuviera soleado, pero el frío se siente menos con el estómago lleno. La fiesta fue abrir algunas botellas de refresco, té, jugo, agua y muchas bolsas de dulces. Ahí conocí gente de Latinoamérica (viva mi continente), vi nuevamente al chico de Ecuador, conocí a una chica de Colombia y un brasileño que habla portuñol.

La "fiesta" pude disfrutarla en español relativamente, pero tanto la orientación como cualquier comunicación con los profesores es en inglés, además hay gente de muchos lugares del mundo que conocen su idioma e inglés.

Esto me lleva a una recomendación importante. Si tuviera que elegir un solo requisito para salir al mudo, escogería saber inglés, es un idioma que abre puertas, pues los japoneses (y muchos otros asiáticos como comprobé hace poco) asumen que la cara sin ojos rasgados significa que hablas inglés, lo hables o no. Tal vez en Kioto no me hablen en inglés cada vez que pregunto algo, pero, dentro de su amabilidad, sí sueltan palabras en inglés fácilmente.


Lluvia de primavera y transporte en Kioto

Vaya que sí ha sido una primavera diferente, para estos días ya estaríamos sumidos en un calorcito rico en mi pueblo, aunque con lluvia, el calor se siente. Pero en Kioto no, llueve y hace frío, no llueve y sigue haciendo frío, es un lugar muy húmedo. Eso sí, la lluvia ha sido suave, pero constante, no cae a cántaros como en mi pueblo, es bastante disfrutable salir bajo un paragüas en Kioto.

Mi primer viernes en Kioto también fue el primer día en que subí a un autobús, andar en autobús es facilísimo, sabiendo las rutas. Encontré un mapa de autobuses en internet y muestra todas las rutas. En (casi) cada parada de autobús hay un pequeño mapa en japonés e inglés, además de los horarios de cada autobús que pasa por ahí.

Mi autobús es el 207, lo tomo en dirección norte hacia la escuela y hacia el centro, hacia el sur parece que puedo acercarme a Fushimi Inari. La red de autobuses me parece eficiente, recuerden que traigo los estándares de México, pues he leído a algunos extranjeros que no les parece tan buena.

Esto me lleva a un gasto que no tenía previsto del todo, bueno, imaginaba que gastaría mucho dinero en autobús, es por eso que los primeros días caminé muchísimo y no me molesta, pero en la fiesta de bienvenida conocí a una chica de Vietnam, aparte de que me enseñó levemente la diferencia entre un templo budista y uno shintoísta, me dijo que ella compró una tarjeta de autobús, que cuesta aprox. 9000 yenes (9,240 según investigué después) y que puede subir al autobús las veces que quiera, cuando un viaje en autobús cuesta 230 yenes, que apenas costearía el precio de ir y venir a la escuela durante un mes.

Hay otras dos opciones, un pase anual, cuesta 72,000 yenes y después de 313 viajes, se empieza a ahorrar, eso significaría 156 días de escuela, cuando yo calculo que estaré como 200 días en clases. Ésta es la opción más económica para el autobús.

Pero también existe la opción que menos me atrae, una bicicleta. Sé andar en bicicleta, hace mucho que no lo hago, pero no creo que sea gran problema. Pero me conozco, soy miedosa y torpe para ciertos menesteres, especialmente cuando se trata de mantener el equilibrio. Mucha gente anda en bicicleta y parece el medio de transporte favorito de muchos extranjeros, tal vez la canastita al frente para cargar cosas me tiente, pero no lo suficiente.

Hay otro detalle con las bicicletas, las mejores áreas (el centro) no permiten el paso a bicicletas, además son tratadas como vehículos, tienen una placa y se registra al dueño de una bicicleta. No conformes con semejante mecanismo de control, las bicicletas no pueden estacionarse como en México, aquí existen estacionamientos de bicicletas y baratos no son, además quedan lejos de la escuela.

Mientras decido mi forma de transporte favorita (a pie, autobús o bicicleta), ya tengo decidida mi forma de comunicación. Aunque algunos son felices teniendo un número telefónico de Japón, yo no puedo hacerlo porque es caro, hay que sacar cuenta bancaria, probablemente un hanko (sello que en Japón equivale a la firma) y un sinfín de cosas caras que no creo necesitar para un año de estancia aquí. Pero uso una tarjeta SIM de 2 Gb para 3 meses por 4000 yenes (aprox., ya con impuestos).

¿Fotos? Pues les comparto dos fotos de cómo es eso de caminar bajo la lluvia y encontrar tiendas simpáticas, no es tan malo (excepto el día que acabé con la chamarra mojada a pesar de usar un paraguas).




jueves, 16 de abril de 2015

Viajar en economy class

Por fin estoy en Japón, llevo más de una semana aquí... y no todo es como lo esperaba. Digo, es bonito, pero la frase que me repetí a mí misma todo el tiempo fue "estoy loca", pues sólo a mí se me ocurre traer maletas tan pesadas y una mochila que apenas y puedo con ella. Siendo realista, en México siempre hay alguien que cargue mis cosas más pesadas.

Pero una de las cosas que peor llevé fue la de los aviones, tres aviones no es algo recomendable, especialmente cuando una de las etapas incluye 12 horas en clase economy (coach, turista, la más barata, como gusten llamarle). Ahí va un pequeño recuento de los daños. SPOILER: No me rompí ni lastimé siquiera la espalda, no sé a qué santo me encomendó mi quiropráctico, pero funciona.

Aeropuerto Benito Juárez

A las 7 am me dejaron mi mamá y mi hermana en el aeropuerto de la Ciudad de México. En este viaje descubrí que puedo amar este aeropuerto, gente que me habla en mi idioma, área de comida fuera del área de seguridad, todavía tenía plan de datos en mi celular. Nadie sabe lo que tiene hasta que sabe que no lo va a ver en 1 año, no me había dado cuenta cuán eficiente es nuestro aeropuerto (comparado con el de Los Ángeles).

México - Los Ángeles

4 horas de vuelo en economy por United. Fue tortuoso pero logré dormir para reponer la desmañanada y la hora que nos quitó el horario de verano. Aquí no te dan nada y el aeromozo (que tenía todo menos de buen mozo), al igual que todos en el vuelo, se proponía a hablar sólo en inglés. Economy es sinónimo de piernas apretadas, pero lo soporté. Estuvo feito el vuelo, lo bueno es que había un padre (sacerdote) en mi misma fila, así que había quien rezara por nosotros los ateos.
Aquí no caben mis piernas, no y no
Bueno, cupieron piernas y mochila
Adiós México
Vista espectacular de los volcanes
Adiós Popocatépetl e Iztacihuatl
Hola Los Ángeles

LAX

Mi mayor dolor de cabeza. Primero llegué a la terminal 7, pero ANA (All Nippon Airways), que es la aerolínea con la que tenía la conexión, sale de la terminal internacional. Otro punto a favor del Benito Juárez, pues en México ambas terminales son internacionales. Así que a tomar un horrible autobús para cambiar de terminal, pero no conformes con eso, el autobús que tomé hizo un tour larguísimo por los estacionamientos externos (supongo que eran externos) del aeropuerto, sólo para detenerse en la última parada y hacernos cambiar de autobús a los que íbamos a la terminal internacional. Todo esto con las dos maletas pesadísimas y el cansancio empezando a llegar a mis bracitos.

En la terminal internacional me dijeron que no hay servicios de lockers y que ellos no pueden decir el nombre de la compañía externa que tiene este servicio, además insistieron en que sí hay servicio de WiFi gratuito en el aeropuerto, al que nunca pude acceder. Así que con maletas en mano y con todo el cansancio del mundo, di vueltas entre los asientos y la salida, que no es muy variada la zona, salía a tomar el sol y regresaba a sentarme y así ad infinitum. Eso sí, decidí rentar (que no estoy para gastar, pero bueno) un carrito por 5 dólares, para tener dónde poner las maletas, que era lo que me retenía en el aeropuerto. Esto me dio movilidad y pude ir a comprar algunas cosas (botaneables) para comer, lamentablemente los precios de aeropuerto duelen en cualquier cartera.

Cuando ANA por fin abrió sus mostradores, todavía faltaban 4 horas para el vuelo, pero eso quería decir que esperaría (por fin) sin la carga de las maletas. Después de pasar un chequeo aleatorio de cuerpo completo (te meten dentro de una cosas que te escanea sin siquiera tocarte), pude por fin entrar al área de restaurantes. Como estaba en Estados Unidos y no había podido salir para nada dentro de la ciudad, decidí que de menos no me iba a ir sin probar una hamburguesa. En resumen, hamburguesa buena, papas saladas, todo caro.

Expensive
Y pequeño
Pero la hamburguesa estaba buena, la verdad sea dicha. Las papas, no.

Los Ángeles - Tokio

El vuelo más largo de mi vida, alguien que me explique por favor cómo lo sobreviví. El cansancio ya era real y creo que aún lo traigo puesto. Viajar 12 horas en economy, después de estar en LAX algo así como 14 horas porque el vuelo se retrasó casi una hora en salir, fue mortal. Japón es lindo, merece la pena el esfuerzo, pero estoy pensando seriamente pagar una diferencia en mi viaje de regreso y venirme en economy plus o como se llame, con espacio para mis piernas.

Pantalla a bordo donde se podían ver películas o el avance del vuelo.
Bonus points: había dos niñitos (sí, chamacos hombres los dos) atrás de mí, hablaban japonés e inglés y la que parecía su madre traía un crío en brazos, así que se la pasaba caminando por el pasillo, dejando a los pequeños demonios sin vigilancia, mientras me pateaban el asiento.

Pero el desayuno me ayudó a sentirme mejor, pedí el de estilo japonés y estaba bueno. La comida fue un plus. Poco después de despegar nos dieron un sándwich, que pensé que sería lo único que nos iba a tocar a los de economý, pero depués nos despertaron con el desayuno, a las 4 am hora de Japón.

Muy bueno el desayuno de ANA, muchas cosas que no conozco, arroz, salmón, fruta, sopa miso y soba

Haneda

Bienvenidos a la tecnología, conocí mi primer baño tecnológico, para el que tuve que leer las instrucciones para usarlo (estaba más ocupada en otras cosas que en querer tomarle una foto). También conocí el WiFi gratis de alta velocidad, pude subir fotos, avisarle al mundo que estaba en Japón, usar WhatsApp y demás monadas, volví a la vida (internet es como el oxígeno últimamente para mí). Hacía frío y llovía, gracias por la recepción tan húmeda Tokio.

Sabes que estás en Japón cuando sólo ves aviones de ANA y JAL. Y llovía, llovía.
Aquí pude tomar un carrito gratis (no como en LA) y llevar mis maletas hasta el otro mostrador de ANA, en donde amablemente y con diligencia las recibieron, el check-in lo llevaba desde Los Ángeles y eso hizo más rápido el proceso.

Al llegar al primer puerto de entrada a un país, hay que pasar (a fuerza) la aduana, en este caso fue en Haneda, a las 5 de la mañana de un martes, para ser un aeropuerto internacional, estaba medio vacía la fila. Eso sí, pasé más rápido porque había muchas personas japonesas y turistas, yo pasé a una ventanilla especial para residentes. Ahí me dieron mi tarjeta de residencia, que es mi única identificación en Japón y es la que sustituye a la Alien Card. Fue muy rápido, entregué mis papeles, la gente es amable, no como en Estados Unidos que te tratan de tonto si olvidaste qué forma es la que debías entregar y ni sonríen al hacer su trabajo (sí, me lo hicieron al llegar a Estados Unidos).

Tokio - Osaka

Oh Dios, conocí lo que es viajar con las piernas totalmente estiradas, no sé (ni quiero preguntar) por qué me tocó uno de los asientos de adelante, el 8A, con ventanita como lo pedí, pero también parecía un economy plus o business, maravilloso. Eso sí, creo que era la única mujer en el vuelo (ok, creo que vi a una mujer pero estaba en los asientos de más atrás), estaba lleno de sarariiman (hombres vestidos de traje).

Ahora, esto es viajar
La bebida de cortesía fue un té verde frío con sabor a té verde (había muchas más, pero elegí té), no a agua de sabor con azúcar (perdón Lipton y anexos en México).

KIX

Otro lindo aeropuerto. Rápidamente me conecté al WiFi gratuito apenas salí del avión, fue un poquito más sencillo que en Tokio, pues en Haneda tuve que registrarme, en japonés. Aquí sólo le pedí conectarme y ya estuvo. Sirvió para escribirle a mi familia, nuevamente, que había llegado al aeropuerto de Osaka, que no está en Osaka. Por cierto, acabo de leer que es el aeropuerto más eficiente del mundo, ¿será?

En cuanto salí, ya había un humano esperándome con mi nombre completo (invirtió una letra, pero bueno) en un cartelito. Tomó mis cosas, que puse en un carrito, se las llevó a un elevador, me guió hacia un piso más abajo, me pidió amablemente (razón para amar este país) que me sentara en la sala de espera en lo que hacía algo de papeleo y después nos llevaron a una camioneta, donde el chofer nos hizo el cobro a todos los presentes y partió hacia Kioto.

Osaka - Kioto

Fue un viaje lleno de japoneses, la camioneta que nos llevó iba en una autopista, pasó muchas casetas y yo me quedaba maravillada cada que pasaba rápidamente por una de ellas. Enfaticé lo de que fue un viaje lleno de japoneses, pues todos se iban durmiendo, con esa capacidad de sentarse y dormir. Será que yo era la única que veía por primera vez Japón.

Se ve lindo ese lugar, quiero ir, pero no sé dónde es
Creo que íbamos en la dirección correcta
Si todo lo anterior no me decía que estoy en Japón, los cerezos lo hacen

El sur de Kioto, eso es bueno

Estas vistas dentro de la ciudad son comunes, de menos por donde entré

Kioto

Después de más de 1 hora de camino, llegamos a un lugar lleno de camionetas de la misma empresa, ahí nos llevaron a cada quién a una camioneta diferente, a mí me tocó solita y esta nueva camioneta me llevó a mi destino final. El edificio donde está mi departamento.

Ahí estuve como 1 hora entre firmar contrato y pagar, además todavía no estaba limpio mi departamento, estaban todavía en el proceso de limpieza. Resulta que aquí la limpieza parece ser echar agua en abundancia, pues cuando entré por fin al departamento/microcasa, me mojé las calcetas. Obviamente después compré jabón para lavar bien los trastes antes de realmente usarlos.

Después de instalarme, taparme bien, dejar las maletas, cambiarme las calcetas y ordenar un poco mis ideas, me fui a mi primer encuentro con la escuela, en donde había quedado de llegar a las 14:00, pero todavía no era ni la 1 apenas, así que decidí caminar y llegué como 13:30.

Las aventuras de la escuela en un próximo post.

La tardanza en publicar no ha sido por falta de tiempo, al principio fue por falta de WiFi, mis fotos se suben automáticamente a DropBox pero sólo en redes WiFi y necesitaba comprar un router WiFi, por suerte me pasaron un tip para convertir mi computadora en router WiFi y pasar internet a mi celular.

Otra razón es que me he estado acostumbrando apenas a la escuela, mi horario es feo y espero progresar lo suficiente para avanzar a los grupos matutinos.