Bienvenida

Este blog está dedicado a Japón, pero en especial al tiempo que pasé en Kioto. Cualquier pregunta es bienvenida, aunque hay excepciones.
Antes de preguntar algo, me será muy difícil contestar preguntas referentes a precios y tipo de cambio, ya que ambos cambian cada día, por lo que les recomiendo cotizar cada precio que quieran saber en páginas especializadas.

martes, 21 de abril de 2015

Primeros momentos en la escuela

Bueno, el clima no me ha ayudado, quisiera decir que es bueno, pero hace frío y me dicen que hoy está amigable, no quiero saber cómo es cuando no es amigable.

Llegando a Japón, el día 7, y habiéndome instalado en mi nuevo microdepartamento, caminé a la escuela y tuve mi pequeño examen de japonés, fue oral y el profesor me dijo que mi nivel de conversación está bajo (claro que va a estar bajo, no es que converse con mucha gente en japonés) y me preguntó que si quería tomar el examen escrito, le dije que no, traía 33 horas de viaje (aunque fueron más en realidad) y quería descansar, sentarme (aunque estaba sentada) y descansar las piernas. Saliendo me fui a caminar, me perdí un rato, una sana costumbre que cultivé en la Ciudad de México, pero acá fue caminando y eso es peor que perderse en coche en Circuito Interior.

El 8 tuve mi sesión de orientación, en inglés (ya saben, inglés que hablan los japoneses) por la mañana, en donde conocí a un chico de Ecuador y nos explicaron las reglas que básicamente se reducen a no faltar a clases y que la escuela es responsable casi de nada. Ahí nos avisaron que habría una pequeña fiesta de bienvenida. Como quería ver a más gente que tal vez está con mis mismas dudas, me fui a dar la vuelta (y vaya vuelta, como 1 km de ida y otro tanto de vuelta) por Shijo, o calle 4, que tiene centros comerciales y bancos, ahí es donde está el cajero de CitiGroup, que es al que debo ir a sacar dinero sin costo (gracias Banamex), pero no pude sacar nada de dinero (nuevamente, gracias Banamex) y ya estaba muy cansada, así que me regresé a la escuela, pero seguía siendo muy temprano para la fiesta. Caminé, entré a un Seven Eleven y nada de mesitas como en K o Family Mart para sentarse a comer el obento, así que sólo compré una bebida: Coca Cola de limón. En mi opinión no vale la pena.


Caminé un poco más, me cansé mucho más y luego me regresé camino a la escuela, cuando vi algo que sé leer muy bien, ramen. Apenas entré y con la cara de extranjera que no puedo ocultar (en Costa Rica me dijeron que parecía tica por el acento, en Estados Unidos ya no saben si eres de ahí o no y ellos siempre te hablan en inglés, pero en Japón se nota a simple vista y tratan de decir cosas graciosas como "sorii"), me dieron una carta (con precios no actualizados) en inglés, mal inglés, pero funcional.

Debo decir que comí bastante bien. Por 980 yenes (casi 9 dólares) me sirvieron un platote de ramen, un plato de arroz y 5 gyozas. Además el agua (helada) es self-service y me puedo servir cuanta quiera, aunque con el frío que hace, no se me antojaba mucho, pero es muy popular por lo visto. Por cierto, curioseando en mi lector de kanjis, traduje un pequeño anuncio (que pensé que se refería a algo de té pues tenía un dibujo de una taza de té) y me di cuenta de que antes de las 13:00 no se puede fumar, pero después de esa hora está bien fumar dentro del establecimiento, a la hora de la comida, mientras la gente está comiendo. Será que fue hace años que se prohibió esa costumbre en los restaurantes en México, pues me sorprendí que a la 1 en punto ponían ceniceros en cada mesa. Algo que no me gustó y todavía no supero es que la idea de ramen ahí es con carne a fuerza.

Pues de ahí a la fiesta, ya bien comida la vida cobró color y el día lo vi soleado. No es que no estuviera soleado, pero el frío se siente menos con el estómago lleno. La fiesta fue abrir algunas botellas de refresco, té, jugo, agua y muchas bolsas de dulces. Ahí conocí gente de Latinoamérica (viva mi continente), vi nuevamente al chico de Ecuador, conocí a una chica de Colombia y un brasileño que habla portuñol.

La "fiesta" pude disfrutarla en español relativamente, pero tanto la orientación como cualquier comunicación con los profesores es en inglés, además hay gente de muchos lugares del mundo que conocen su idioma e inglés.

Esto me lleva a una recomendación importante. Si tuviera que elegir un solo requisito para salir al mudo, escogería saber inglés, es un idioma que abre puertas, pues los japoneses (y muchos otros asiáticos como comprobé hace poco) asumen que la cara sin ojos rasgados significa que hablas inglés, lo hables o no. Tal vez en Kioto no me hablen en inglés cada vez que pregunto algo, pero, dentro de su amabilidad, sí sueltan palabras en inglés fácilmente.


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