La entrada del día de hoy es algo diferente. Es una nueva sección (¡cómo me encanta inaugurar secciones!) dedicada a las dos cosas que me trajeron a Japón.
A las personas que les gusta el manga o el anime y logran, de alguna manera, venir a Japón, les da un poquito de miedo o pena decir que son otakus o frikis de corazón. Antes de entrar al tema de lleno, quiero exponer algo que seguramente algunos ya conocerán tanto de vloggers como de bloggers, me refiero a la "manera correcta de admirar a Japón". Se ha armado un tema alrededor de esta supuesta correcta manera en que debe gustarle a uno este país. Muchos dicen que no ven anime y que nunca han leído un manga, así que ellos sí pueden apreciar a Japón, otros dicen que el anime muestra una faceta errónea de Japón y por eso sus seguidores no pueden ver a este país como realmente deberían.
Es como si quisiéramos creer que Estados Unidos es CSI o Criminal Minds (sé que hay muchas más series, pero éstas son las que he visto y las que muestran una sociedad idónea en las que los personajes principales son buenos ciudadanos y personas cultas antes que cualquier otra cosa), cuando sabemos que hay problemas sociales de fondo que las series norteamericanas ocultan.
Sí, es cierto que el manga y el anime muestran a un país diferente, pero no tanto, hay semejanzas, sólo que hay que buscarlas. Pero también es cierto que a Japón no todos lo conocen por esta vía, sino que hay muchos que llegaron acá por casualidad, por amor a algún otro tipo de expresión artística o simplemente por azares del destino.
Después de este rollo reflexivo, nunca me ha importado admitir que soy amante de estas dos expresiones artísticas, que he llorado con películas de Hayao Miyazaki lo mismo que me he vuelto loca viendo capítulos de Sailor Moon o Inuyasha y ya ni les cuenta cuando descubrí el manga de estos dos animes, me volví loca.
Pero lo que me trajo a Japón tal vez no fue eso solamente. A finales de los 90s era complicado conseguir artículos relacionados a nuestros programas de TV favoritos, especialmente los japoneses, por eso era grandioso poder encontrar cualquier cosa al respecto. Con la invasión de internet, alrededor del año 2000 encontré, mientras navegaba en el internet de ese entonces, una canción de Sailor Moon en japonés. No entendía qué decía, no sabía de qué trataba, no sabía ni en qué capítulo la pasaban, sólo sé que de repente ahí estaba, algo a lo que no le había prestado atención, un idioma que no me interesaba para nada.
Ésa fue la primera vez que lo entendí, aunque ya lo sabía, parte de mi infancia estaba marcada por ese país. Fue cuando sentí el deseo de escuchar más canciones, cuando busqué dentro de un internet muy desordenado (antes de Google) todo lo que pude de la música de Sailor Moon (algunos archivos de ese entonces los conservo hasta ahora). Y después nació el deseo de saber qué decían en cada canción, a qué se refería la letra y ya no hubo marcha atrás. Con esas canciones en mano empecé a buscar traducciones y después más detalles del idioma.
Así que decir que estoy en Japón por algo que no sea anime o manga sería una estupidez de mi parte. Muchas cosas se han desarrollado después de ese encuentro con la primera canción en japonés, la música me gusta, el idioma me encanta y la comida ni se diga. Es por eso que me mantengo fiel a mi alma friki.
Y como este asunto del anime/manga sigue muy vivo, pretendo hacer una sección donde hablo de los animes que he visto y de los mangas que he leído. Que realmente no son muchos, pero con el pretexto de repasar japonés he intentado ver algunos nuevos.
Por hoy es todo. Sigo en contacto.
Después de este rollo reflexivo, nunca me ha importado admitir que soy amante de estas dos expresiones artísticas, que he llorado con películas de Hayao Miyazaki lo mismo que me he vuelto loca viendo capítulos de Sailor Moon o Inuyasha y ya ni les cuenta cuando descubrí el manga de estos dos animes, me volví loca.
Pero lo que me trajo a Japón tal vez no fue eso solamente. A finales de los 90s era complicado conseguir artículos relacionados a nuestros programas de TV favoritos, especialmente los japoneses, por eso era grandioso poder encontrar cualquier cosa al respecto. Con la invasión de internet, alrededor del año 2000 encontré, mientras navegaba en el internet de ese entonces, una canción de Sailor Moon en japonés. No entendía qué decía, no sabía de qué trataba, no sabía ni en qué capítulo la pasaban, sólo sé que de repente ahí estaba, algo a lo que no le había prestado atención, un idioma que no me interesaba para nada.
Ésa fue la primera vez que lo entendí, aunque ya lo sabía, parte de mi infancia estaba marcada por ese país. Fue cuando sentí el deseo de escuchar más canciones, cuando busqué dentro de un internet muy desordenado (antes de Google) todo lo que pude de la música de Sailor Moon (algunos archivos de ese entonces los conservo hasta ahora). Y después nació el deseo de saber qué decían en cada canción, a qué se refería la letra y ya no hubo marcha atrás. Con esas canciones en mano empecé a buscar traducciones y después más detalles del idioma.
Así que decir que estoy en Japón por algo que no sea anime o manga sería una estupidez de mi parte. Muchas cosas se han desarrollado después de ese encuentro con la primera canción en japonés, la música me gusta, el idioma me encanta y la comida ni se diga. Es por eso que me mantengo fiel a mi alma friki.
Y como este asunto del anime/manga sigue muy vivo, pretendo hacer una sección donde hablo de los animes que he visto y de los mangas que he leído. Que realmente no son muchos, pero con el pretexto de repasar japonés he intentado ver algunos nuevos.
Por hoy es todo. Sigo en contacto.